¡Volando voy! ¡Volando vengo!
Muy buenas lectores! Hoy os
escribo (bueno, ayer) a miles de metros de altura. Voy camino a mi queridísima
isla de La Palma. ¡POR FIN! Y no es por desmerecer Barcelona, pero un año me
bastó para sentirme isleño en pleno derecho. La tranquilidad de la gente,
sentirse seguro en las calles y hasta dejarse el coche abierto y no temer en
ningún momento que lo tome un indeseado. En ocasiones tanta tranquilidad puede
llegar a agobiar sobretodo a los más jóvenes, pero cuando la pierdes hasta la
echas en falta. Así somos, queremos cambios y después nos entra nostalgia.
Los cambios son algo necesario
en la vida. Cambiamos de cole, de instituto, de amigos, de casa, de trabajo, de
familia, y hasta de cuerpo. Sí, cada 7 años cambiamos por completo todas las
células de nuestro cuerpo. Se muere gente, nacen nuevas generaciones, los
jóvenes pasan a ser mayores y los mayores por ley de vida nos dejan.
Con esto quiero decir que no
hay que anclarse en el pasado, no podemos vivir presos de los recuerdos. Muchas
personas cuando llegan a edades avanzadas se quedan solas. Sus descendientes
crean sus propias familias y sus amigos van disminuyendo en número. Ese sería
el momento perfecto para apuntarse a actividades, conocer gente o aprender
cosas que siempre se han querido saber. Hay un monólogo de Eva Hache que
describe los 65 como la segunda edad del pavo. Me encanta porque así debería
ser. Disfrutar y dejar las trabas mentales atrás.
Otro tema que cada vez entiendo
menos: costumbres. La gente que vive el mismo día una y otra vez. ¡Qué pereza!
Sobretodo en vacaciones. Esas personas que todos los días se levantan a la
misma hora, desayunan lo mismo día sí y día también, van a la
playa/plaza/mercado/paseo/piscina siempre en el mismo horario, comen sobre la
misma hora viendo el mismo programa de siempre, siesta, cena, televisión y a
dormir. ¡POR FAVOR NO! La vida hay que vivirla. Aprende cosas nuevas, busca una
actividad que te apasione, cuida tus vínculos sociales y crea nuevos, y
sobretodo no pierdas la ilusión de vivir.
Agradezcamos cada respiración,
cada latido, cada parpadeo… A todos nos gusta quejarnos cuando estamos
enfermos, pero pocos son los momentos de iluminación en los que pensamos
“¡Madre mía, que bien me encuentro en este momento!”. Yo ahora mismo estoy en
éxtasis. Me encanta viajar, tener horas para mí, leer, escribir este post,
escuchar música, jugar con la Nintendo, contemplar por la ventanilla los
kilómetros recorrido en tan poco tiempo, comerme el bocadillo y muchas otras
cosas que no se me ocurren ahora mismo.
En definitiva, si eres joven
disfruta, si eres adulto disfruta también y si estás entrando o ya estás en
plena madurez pues… déjame que me lo piense… ¡pues a disfrutar!, por supuesto.
Os dejo una lista de
reproducción con la música que me ha inspirado durante el vuelo para escribir
esta entrada en las alturas (Spotify necesario para poder escuchar). Os
deseo un buen final de julio y hasta la próxima.
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